Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas. Lewis Carroll

Un libro de fantasía que empezó siendo un relato oral improvisado por el matemático y fotógrafo Charles Lutwidge Dodgson para distraer a unas niñas en un viaje, y que el autor publicaría en 1865 bajo el pseudónimo de Lewis Carroll. Desde esa fecha hasta ahora se ha convertido no solamente en un cuento clásico occidental para niños y niñas, sino que también se ha convertido en novela de referencia del público adulto.

Sus juegos lógicos y sus reflexiones profundas en medio de situaciones absurdas con personajes abiertamente locos ha inspirado numerosas películas, obras de teatro y hasta videojuegos. Su protagonista, Alicia, una niña que dice lo que piensa y que se enfada, busca divertirse  y resuelve situaciones por sus propios medios, la convierten en un cuento feminista. Una protagonista que, a día de hoy, sería revolucionaria, ya que en todo el libro no habla del amor romántico ni espera al príncipe azul, adaptada por Disney en 1951 y siendo toda una excepción en los modelos de protagonistas femeninas de sus películas.

Al empezar el libro, Alicia se aburre viendo a su hermana leer, hasta que ve pasar un conejo blanco que no sólo lleva un elegante chaleco sino que consulta continuamente un reloj y se apresura mientras repite que está llegando tarde. La rareza del personaje hace que Alicia le siga hasta una madriguera, donde se mete sin pensar y cae durante mucho tiempo: “o el pozo era muy profundo, o ella caía muy lentamente, porque mientras descendía le sobraba tiempo para mirar alrededor y preguntarse qué iría a pasar a continuación”. Esa caída la adentra en el país de las maravillas, un lugar donde viven extraños animales parlantes, cada uno con sus propias neuras. Alicia piensa en muchos momentos que están todos locos, lo que da lugar a algunas de sus célebres frases “¡No estoy loco! Simplemente mi realidad es muy diferente a la tuya” o “Creo que sí, que has perdido la cabeza, estás completamente loco. Pero te diré un secreto: las mejores personas lo están”. Este relato es uno de los exponentes del estilo literario del sinsentido, un género narrativo dentro de la fantasía que parece caer en el absurdo. Este género da la posibilidad al narrador de situar determinadas frases en una doble posición, porque si bien son reflexiones muy interesantes, dan sensación de absurdo dentro de los diálogos, llevándolos a callejones sin salida y muchas veces al enfurruñamiento de la protagonista con los personajes. La frase “Un autor no entiende necesariamente el significado de su propia historia mejor que los demás” está presente a lo largo del cuento, dándonos la sensación de descubrir mensajes que aparecen de forma involuntaria al autor.

De hecho, las frases célebres de Alicia en el país de las maravillas son llevadas a la categoría de filosofía, algunas de sus frases más citadas son: “»Si todo el mundo se preocupase de sus propios asuntos, el mundo giraría mucho más rápido», “sabía quién era esta mañana, pero he cambiado varias veces desde entonces”, “cuánto tiempo es para siempre? A veces, sólo un segundo”, o “todo tiene una moraleja, solo falta saber encontrarla”. Contienen una importante carga filosófica y una inspiradora picardía, y mantienen su sentido sacadas del contexto del relato, donde incluso se entiende mejor. Pero, teniendo en cuenta la formación matemática del autor, vemos cómo muchas de ellas son simplemente verdades lógicas, lo que les da otro punto de interés y originalidad que las lleva más allá de simples reflexiones inspiradoras vacías.

Para acabar, y como diría la Duquesa en el libro, “te regalo con gusto todas las cosas que he dicho hasta este momento”.

 

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