El domingo, volviendo a casa después de la concentración en protesta de la resolución de la sentencia del caso Juana Rivas, una mujer de unos cuarenta años señala los carteles que llevaba en mano y me dice con curiosidad: Fridas, ¿qué es eso de Fridas?
Le explico que se trata de un colectivo feminista y que justo ahora volvía de una concentración en denuncia de la justicia patriarcal, ya que recientemente habían condenado a una mujer injustamente por salvaguardar a sus hijos de su padre maltratador. Ella estaba bien enterada porque enseguida identifico que se trataba de Juana Rivas e incluso añadió que lo mejor que se puede hacer en estos casos es matar al marido o pareja, que sale más a cuenta: “Total que para unos años que te encierran, tú y tus hijos estáis a salvo y cuando salgas te van a dar alguna ayuda”. Yo me reí de su ocurrencia, que no era la primera vez que escuchaba, pero que carece de toda realidad. Una mujer maltratada es (casi) imposible que mate a su maltratador, aunque lo llegué a tener en mente y alguna incluso lo intente, debido al fuerte maltrato que ha sufrido que ha acabado con su autoestima, identidad y la ha llevado a un gran desgaste físico y psicológico.